martes, 20 de octubre de 2015

Brienne en Aguas Dulces: ¿Se puede retomar la historia original?


En Los Siete Reinos ya lo han avisado y confirmado. Nikolaj y Gwen están en Irlanda para filmar escenas  de ”Juego de Tronos” que tienen lugar en Riverrun. Hasta se ha avistado al Pez Negro. Todo indica que regresamos a Festín de Cuervos. ¿Pero después de las faramallas del Dorne y las chambonadas de La Doncella en El Norte se puede retomar tan fácilmente el  hilo trazado por Martin?

En estos últimos días las noticias del rodaje de La Sexta Temporada giran en torno a resurrecciones. Parece que Jon Snow ha sentado un precedente. Sibell Kikelli y Nell Tiger Free han dado a entender que “retornan”. Pero ya estamos creciditos para creer en Walking Deads. Shae regresará en un sueño/delirio de Tyrion y Myrcella aparecerá vestida de cadáver para ser velada por sus llorosos padres.

Lo que sí ha sido para saltar del asiento ha sido el avistamiento de nuestra Rubia Favorita en Corbet, la localidad irlandesa que funge de Aguas Dulces. Ya sabíamos que Jaime, tras las calabazas que le da su hermana-amante  (y tras intentar rescatar a su nuera de La Fe) se marcha a Las Riverlands donde los Tully Los Lannister mantienen una guerra marginal. De ahí se deduce que volvemos a la trama original de Jaime-diplomático. Se confirma Clive Russell reaparece tras  (disculpen mi  vulgaridad) la meada más larga de la televisión.

Sin embargo, aunque estén los actores nada indica que el guion siga las pautas creadas por George R.R. Martin. Por ejemplo, no creemos que Jaime vaya en algún tipo de peregrinaje expiatorio. No se ha hablado de un retorno a Casterly Rock. No hay necesidad. Tyrion no sembró dudas en su hermano al despedirse. Ya Lancel confeso públicamente que tuvo amores adúlteros con su reina-prima. En cuanto a Jaime parlamentando con el Black Fish y rescatando al aporreado Edmure (también se ha confirmado el regreso de Tobias Menzies), tampoco me parece que lo vayamos a ver. ¿Entonces para que volver atrás?

El significado de ese episodio era mostrarnos a un Jaime arrepintiendo, confundido, empeñado en rehacer su vida. Sus confesiones a Ser Ilyn Paine, su mudo compañero de viaje resultaban importantes porque revelaban un Jaime que nadie conoce que muestra su lado flaco a alguien que al no poseer lengua ,no puede delatarlo in juzgarlo. Ahora Jaime viaja con Bronn que se parlanchín y criticón Ya no tiene  ningún alcance que se convierta en confidente del Matarreyes. (A menos que alguien le corte la lengua a Bronn antes del viaje).

Pero lo que ya  provoca una incógnita incomoda es saber que se ha visto a Gwendolin en Corbett. Eso sí que ya no tiene ni pies in cabeza. Dejamos a Brienne en el Norte decapitando a mi llorado Stannis. Todos los spoilers llevan a un reencuentro de La Doncella de Tarth con Sansa y a servir en las huestes de “Yo estoy muerto” Snow. ¿Por qué retroceder a la trama de Festín?

Supuestamente en la Sexta vamos a pisar terreno incognito,  material de  la aun no publicada Vientos de Primavera. ¿Para qué volverá escenarios obsoletos? No es por buscar a Sansa ya que La Doncella ya sabe dónde está la nueva Lady Bolton. No es para vengar a Jaime. Ni siquiera para ir a Quiet Island y resucitar al Perro. No se entiende...a menos que…Todo indica que hay un solo destino para La Moza. Enfrentarse a su Némesis  de Corazón de Piedra.

Pero la pregunta persiste. ¿Tiene sentido  recuperar esa trama? Gendry sigue remando, así que no hay posada. No habrá secuestro por parte de La Hermandad. Mordedor mordió el polvo así que tampoco habrá una doncella delirante gimiendo “¡Jaime, Jaime!”

Y si no existe una  Brienne enamorada, ¿entonces qué indicación tendrá la Hermandad para creerla traidora? ¿Y sin Hyle y sin Pod (que supuestamente muere en el Sitio de Invernalia),  qué motivo llevaría a Brienne a renunciar a su honor y consentir en traer la cabeza de Jaime? Ninguno.


Mas encima un Twitter chismeó que  Sophie Turner también estaba en Corbet.  Inmediatamente pensé que había ha venido a unirse a su familia materna y posiblemente viajaba  acompañada de Brienne. Mal podría entonces Cat-Zombi querer vengarse de su vasalla si Brienne le trae a la hija.  Por suerte en Winter is Coming . net disgregaron ese rumor. Lo que no impide que mi curiosidad aumente ¿Qué caray hace Brienne en Las Tierras de Los Ríos?

De pronto se me ocurre que nuevamente Los Arcángeles ingerirán Kool Aid con cerveza y "tachas" ,o alguna otra mezcla infantil que los inspirara para escribir su inagotable parodia de Una Canción de Hielo y Fugo. Entonces ahí si hay carta banca para las conjeturas mas afiebradas.

¿No será que Jaime llega a Aguas Dulces ,no ha pacificar , sino a celebrar la boda del aliado Lannister, Lord Walder Frey.?¡Y que en medio de la fiesta aparezca Lady Stoneheart!  Entonces sí que se  arma la de San Quintín. Despues de todo lo que comenzó con una boda debe acabar en una boda ¿O no?


Ayyy, en Winteris Coming están hablando de que habrá escenas de filmación en el cementerio de Ballycastle. Cementerio=sepulturero cojo ¡Guaaauuuuuu! La esperanza es lo último que se pierde.



¿Creen que volveremos a la trama de Festín de Cuervos o qué la historia se disparará por senderos insospechados por Martin?

PD: En mi apuro por publicar no agradecí a la Reina Any por todos los enlaces y noticias.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Santos y Dragones: Daenerys no es la única que los domina


Hace un tiempo escribí un blog sobre un tema obligatorio de la ficción fantástica: los dragones. En esa ocasión confesé no interesarme mucho en esas criaturas, pero el descubrir que  los saurios alados son parte incluso de la hagiografía, me obligó a repensarlos un poco y a integrarlos a mi imaginario fantástico. Sucede que muchos santos de calendario tuvieron sus encuentros con dragones que ahora forman parte de su iconografía tal como  los hijos de la Khaleesi forman parte de la suya.

Vivimos en una época en que la fantasía y los dragones toman té juntos. Desde los chicos malos de Daenerys hasta el triste Smaug Tolkiniano,  estas criaturas míticas deleitan a los amantes del género fantástico. Sobre todo porque ya los dragones no son vistos como monstruos sino como seres benévolos y antropomórficos. Son capaces de pensar y experimentar emociones humanas como son los casos de los protagonistas de la saga Temeraire o la serie Darkness de Harry Turtledove y nada más tierno que el bebe Norberto, el dragoncito que Hargrid muestra a Harry , Ron y Hermione , al inicio de la saga de J.K. Rowling.


Al igual que vampiros, y hasta cierto punto licántropos, los dragones han sido víctimas de un estigma  por siglos. Solo recientemente la ficción fantástica los ha redimido.  Me picó la curiosidad por saber que originaba la mala prensa del dragón. Así  descubrí una curiosa dicotomía. En la tradición judeocristiana (y también la de la Europa pagana) los dragones son vistos como entes demoniacos. En cambio, en la mitología del  Lejano Oriente, son criaturas mágicas y benévolas.



Lo que sucede es que “dragón “en un tiempo era sinónimo de serpiente.  Se le representaba como culebra alada y se le atribuían los rasgos tóxicos de reptiles ponzoñosos.  Fue ya en tiempos más modernos que los dragones adquirieron esa fisonomía de lagartos gigantes con dos patas y un par de alas.

En las religiones orientales, la víbora tiene connotaciones positivas al simbolizar la vida y regeneración. En cambio en el mundo bíblico, la sierpe es Satanás, el soberbio, que por levantisco y por incitar al hombre a pecar es castigado por el Señor a reptar sobre la tierra. Con razón ángeles y santos viven en pugna con el dragón –serpiente.


A causa de eso, el arte describe a San Miguel Arcángel siempre arponeando un dragón que encarna las fuerzas del mal tal como las representaciones pictóricas de la Virgen María la retratan pisando la cabeza de un ofidio. En la leyenda de San Jorge, tal como nos la cuenta Jacobo De La Voragine en ese entretenido recuento de vidas santas La Legenda Aurea, el dragón representa un mal social que el héroe, en este caso un santo, debe derrotar. Por algo los héroes  clásicos  (Apolo, Gilgamesh, Sigfrido y Beowulf) siempre andaban  venciendo dragones y seles apodaba “Mata-dragones”.


George R.R. Martin ha virado ese tropo  al convertir a nuestro Jaimito en Matarreyes. Si pensamos un poco, Aerys es un dragón. Los Targaryen se jactan de descender de esos animales escamosos, son inmunes al fuego como lo son los saurios legendarios y en el caso del Rey Loco, el dragón se ha vuelto  un  peligro para la sociedad. He ahí la ironía tantas veces lamentada por  Jaime: en vez de alabarlo como a los dragonslayers tradiciones, le enrostran su regicidio.




Volviendo a San Jorge, este cuento que surge en la Edad Media tiene su parecido, para nada accidental con el mito clásico de Perseo y Andrómeda. Jorge, un soldado capadocio, rescata a la Princesa Sabra que ha sido elegida como pago/alimento de un monstruo que amenaza al reino. El santo decapita al dragón, termina con esos tributos infames y se casa con Sabra. Total no todos los santos tienen que ser monjes célibes.
Boda de San Jorge y la Princesa Sabra (Dante Gabriele Rosetti)

San Jorge y el dragón (Paolo Uccello)

Otro famoso rostro santo asociado al dragón es el de Santa Margarita de Antioquia. La heroica virgen  provoca la pasión de un prefecto romano que intenta hacerla abjurar  de la fe cristiana. Margarita no se deja tentar y eso que muchos demonios la atormentan. Don Satas enojado se transforma en dragón y se la zampa, pero la avispada niña usa su crucifico para rasgarle la panza al animal y escapar. Desde entonces Santa Margarita es patrona de los partos, y obviamente de las que tienen que pasar por una cesárea.

Más allá de personificaciones del Maligno, los dragones pueden tener alguna base de verdad. En la leyenda de San Silvestre, este papa santo tiene que lidiar con un dragón cuyo aliento pestilente está afectando la salud de los romanos. Silvestre sale de la Ciudad Eterna y se va en busca del monstruo al que le pone una mordaza. Tras leer  La Leyenda Dorada, se me ocurre que el dragón es una representación alegórica de alguna explosión de gas natural o de los miasmas que durante siglos contagiaron de malaria a los habitantes del Lacio.
El Papa Silvestre calma al dragón de la Roca Tarpeya

Aparte de este simbolismo, hay un detalle curioso en este recuento. Silvestre no es un “mata dragones”. Se limita a neutralizar a la bestia. Y no es el único santo que ejerce piedad con el animal fabuloso. San Felipe, uno de los apóstoles,  se metió en uno de esos bretes tan  comunes en la historia de los primeros mártires de la iglesia.Predicando en Hierapolis, se enemista con sacerdotes paganos que lo arrastran hasta una estatua del dios Marte con la intención de obligarlo a renegar  de su fe cristiana. Tanto barullo despierta a un dragón que duerme su siesta bajo la estatua. Sale el engendro, despedaza  a los sacerdotes y a un par de soldados, pero no toca a Felipe. El apóstol envía al dragón a darse un paseo por el desierto, y resucita a todos los muertos. Con tanto prodigio, la campaña de evangelización  de Felipe gana muchos adeptos, y sin dragones muertos que lamentar.
San Felipe expulsa al dragón del templo (Filippino Lippi)

Aunque las leyendas que rodean a San Marcos  el Evangelista lo hacen vencer a un león, las oraciones populares también lo hacen amansador de dragones.

San Marcos de León, que evitaste la desgracia del dragón. Amansa los corazones, malos sentimientos, malos pensamientos, infelices contra mi son.

A pesar de que abarca casi los mismos elementos (y nuevamente tratamos con santos judíos como Felipe y Marcos) el más fascinante de estos encuentros entre santos y dragones es  el de Santa Marta. Esta dama es un personaje bíblico, ergo real. Se trata de Marta de Betania, hermana de la Magdalena, una de las pocas seguidoras hembras de Jesús de Nazaret. Es la famosa “Marta, Marta” a quien Jesús recuerda que hay tiempo para cada cosa, tiempo para la conversación espiritual (en la que está enfrascado con María Magdalena) y para la obligación doméstica a la que se dedica Marta.   Por algo Santa Marta es patrona de las cocineras (y con su ayuda por fin conseguí cocinar un risotto decente).
Cristo en casa de Marta y María (Harold Copping)


Pero la leyenda de Santa Marta la lleva mucho más lejos de ollas y sartenes. Si les creemos a los seguidores de teorías a lo Dan Brown, Santa Marta era ni más ni menos ¡la cuñada de Jesús Cristo! Después de la crucifixión, tanto ella como su hermano Lázaro (el resucitado), la ahora viuda Magdalena,  su hija Sara (santa patrona de los gitanos), y las otras Marías (María Jacobé y María Salomé) partieron en un barco de su propiedad al otro lado del  Mediterráneo.
Viaje a Marsella (Giotto)


Según la Legenda Aurea, llegados a Marsella, los hermanos  y sus amigos se desplegaron por diferentes puntos de Provenza, estableciéndose Santa Marta en un bosque, cercano a lo que hoy es Arles. Allí la santa eligió una vida de retiro espiritual, pero su soledad fue interrumpida por La Tarasca, un dragón que asolaba la región.

Santa Marta se encarga, no de matar, pero sí de dominar a la bestia con cruz y oraciones con las que logra hipnotizarla. Con La Tarasca bien amansada, Marta regresa al pueblo para que los lugareños se admiren de lo efectiva que es su religión, pero demostrando poca caridad, los aldeanos se abalanzan sobre el pobre dragón y lo despedazan.
(Charles Lepec)
Enojada, la Santa los apostrofa y de su sermón medioambientalista y tolerante surgirán muchas  conversiones. Desde entonces  esa región se conoce como Tarascón, en recuerdo de La Tarasque y todos los años se celebra un festival en homenaje del dragón.  También se la celebra en diversas ciudades españolas.
La Tarasca valenciana

La Tarasca zamorana


La Tarasca granadina

La iconografía de Santa Marta la representará desde entonces   con La Tarasca acurrucada a sus pies. y se asociará a la santa con un poder de doblegar espíritus de otros.

En los 90’s ,haciendo turismo histórico en Nueva Orleans, llegué a una capilla que construyeron soldados de la Nueva España en la poca en que Luisiana era colonia española. Aledaña a esta Capilla de Guadalupe había una tiendita de objetos religiosos. Al ver que tenían estampas en español  compre algunas para regalarlas. Entre ellas había una de Santa Marta “Virgen dominadora de la serpiente”. Era tan curiosa la oración que la he conservado hasta hoy.

Santa Marta Virgen, que en el monte entraste y a las fieras amansaste, así yo quiero me ayudes a amansar el Espíritu Vivo, Juicio, Pensamiento y Voluntad de (decir aquí el nombre) y así como en este conjuro cabalístico lo ato así me ayudes a atarlo junto a mí.

Basta una mirada para saber que se trata de un “amarre”. En  la religión popular, un amarre es un tipo de hechizo que busca dominar los sentidos de la persona que nos gusta y obligarlo a estar con nosotros. No sé cuan efectivos sean los “amarres”. Sé que son peligrosos y que la religión oficial los repudia como hechicería y superstición. Sin embargo, el sincretismo religioso que permea nuestra cultura popular latina tiene muchos ejemplos de santos respetables que se prestan para prácticas de santería o vudú.

 En esas tradiciones a Marta  se la conoce como “Marta la Dominadora” o “Marta, la Mala”. De acuerdo a La Enciclopedia de Místicos, Santos y Sabios de Judika Illes, también se la conoce en el Caribe como “Santa Merta” o “Filomena Loubana” y hasta se dice que esta metresa es hija  del in-famoso Barón Samedi, gran deidad del vudú haitiano. Se la representa como una doncella africana sosteniendo dos serpientes (nuevamente la asociación Culebra-Dragón) y se cree que es una forma encubierta de  Mami Wata, la diosa de los cocodrilos.


El cocodrilo ha sido identificado como un posible origen del mito  del dragón. En la estatua veneciana de San Teodoro, otro dragón slayer, el escultor describe al dragón  como un vulgar caimán. En tiempos de los romanos, los cocodrilos gigantes eran parte de la fauna del África del Norte y tenían la mala costumbre de cruzar a nado el Mediterráneo. Así se explicaría su presencia, claro disfrazados de dragones,  en las leyendas romanas, las españolas medievales y el cuento de la Tarasca provenzal.

Otras teorías para explicar la presencia del dragón es que se trataría de ballenas gigantes (esa se ha usado para interpretar las menciones bíblicas de Leviatán y Behemot), o dinosaurios que sobrevivieron al asteroide (como el del Lago Ness) e incluso hipopótamos. Nos parecen muy simpáticos esos gorditos, pero si se sienten amenazados pueden voltear un bote y matar a dentelladas a un hombre. Ósea típico comportamiento de dragón.

Y para acabar con Santa Marta, su reputación como “amansadora de dragones y otros seres” precede la tradición sincretista colonial ya que en los primeros anales de La Inquisición se mencionan casos de mujeres que la invocaban para sus hechizos. La tradición cuenta que Marta  usó su cinturón para amarrar a La Tarasca y llevarla como perrito mascota. Por eso, las españolas medievales le rezaban y preparaban aceites con su nombre para “amarrar” al hombre que les gustaba.



En el Siglo XXI, Marta sigue recibiendo peticiones  para separar al objeto de nuestro deseo de otras parejas y volviéndolo tan manso como eran los dragones de Daenerys en su infancia.


Lamentablemente, cualquier “amarre” puede (como Drogón) salirse de las manos de la invocadora o peor aun dejarla atada a un hombre que una ya no desea. Aun así es interesante ver como una figura mítica llega a adquirir tanta importancia que incluso en textos religiosos llegan a ser fauna privilegiada de  Reinos de Fabula.


martes, 6 de octubre de 2015

GOT Revisitada: La primera temporada de Juego de Tronos


En esta primavera del Hemisferio Sur, el cable-canal Cinemax está presentando la Primera Temporada de “Juego de Tronos”.  Verla ha sido una experiencia agridulce. Una afirmación de las raíces de mi identidad tronera, pero también una confirmación de que lo bueno quedó atrás  y una desagradable convicción de que nada de la Sexta podrá igualar  la majestuosidad, pulcritud y elegancia de  esa primera adaptación.

Aunque nos apene confesarlo, “Juego Tronos “ha dejado de ser la pasión que reinaba en nuestras vidas. El fervor de los primeros años ha quedado enterrado por  tanto desprecio por el original, por tanto troleo de parte de la producción, por tanto homenaje al Dios de las Tetas y el Gore.  La seguimos mientras esperamos que George R.R. Martin nos compense con un Winds of Winter fenomenal, pero  nos duele recordar lo que una vez nos cautivó con su magia y excelencia.

Resulta paradójico que en el 2015, después de la temporada más floja que se recuerde de la producción de HBO, los Emmys hayan decidido premiar a “Game of Thrones como la mejor serie dramática del año. ¿Por qué ahora? También es paradoja que en este año la televisión del cable haya decidido “sindicalizar” la adaptación de Una canción de hielo y fuego. Aunque estoy apenas en el quinto episodio ya me basta para enamorarme de nuevo, pero también para comparar desfavorablemente lo que David Benioff  y Daniel Weiss están haciendo ahora con la obra de Martin y con lo que hicieron hace seis años.

Mis quejas no van dirigidas ni al elenco, siempre impecable, ni a la escenografía  ni a los efectos especiales. Hoy como ayer,  GOT descuella, en esos aspectos. La mediocridad presente tiene que ver con algo de lo que la Primera Temporada rezumaba: coherencia, intensidad argumental,  respeto por y cercanía al material original.

Cinemax está presentado la serie en dos versiones. En español latino y para los que tienen SAP, la pasan en ingles, sin subtítulos. La ausencia de los letreritos blancos que siempre me distraen, me obliga a concentrarme en los diálogos, muy superiores a los que se han escrito en los últimos años, y  en  la forma en que se desenreda una trama que ha sido cuidadosamente ovillada.

Muchas de estas escenas están disponibles en YouTube, pero verlas en orden permite notar como Martin, y Los Ds construyeron un delicado hilo argumental que muchas veces nos sorprende, pero no nos confunde como ha ocurrido con esas variaciones arcangélicas que tanta controversia e ira han causado recientemente.

Por ejemplo, Martin inicia su saga como si fuera un cuento de terror. Así lo sentimos con ese primer encuentro espeluznante con Los Caminantes Blancos. De ahí caemos en un océano de intrigas palaciegas y dramas familiares que aceptamos porque son tan fascinantes. Voy para el quinto episodio y no me importa para nada que no se mencionen a Los Otros. Más me preocupan los chismes de Desembarco del Rey, la adaptación de Jon Snow a la Guardia Oscura y por supuesto Daenerys en esa penosa luna de miel.


Lo que Martin hace en su libro lo han conseguido capturar los Arcángeles en pantalla,  hacer que el televidente siga con la historia sin  echar de menos los espantos de la tundra. Que Tyrion se burle de Los Caminantes considerándolos mitos de viejas, o que Osha (que todavía no aparece) haya huido hacia el Sur perseguida por  el miedo a los monstruos de nieve servirá para recordarnos que hay un elemento de terror en este cuento (y así prepararnos para ese Wight que atacará a Lord Mormont). Pero el terror va tan bien combinado con el dramatismo de la vida real que no necesitamos de su presencia constante para quela serie nos subyugue.


Intento ver la serie con ojos de Niña de Verano, pero no puedo evitar quela tronada curada de espantos que habita dentro de mi salga a flote. Es un placer orgásmico ver a Nik tan bien peinadito, tan guapérrimo y con dos manos. Como también es un placer ver ciertas escenas que adoro: el descubrimiento de los bebés huargos; Verano salvando a Cat y a Bran;  la llegada de Sam a Castillo Negro; o ese coro tan bobito, pero delicioso, de las esclavas de la Khaleesi  (“It is known!”)


También hay escenas que me resultan  insoportables como las que llevan a la muerte de la lobita Lady. De hecho, el momento en que Joffrey y Sansa se encuentran con Arya y el hijo del carnicero que yo apago  el televisor. No soporto esas escenas tan angustiantes.

Me ha ocurrido algo curioso en esta revisión de la serie. Siento una lástima infinita por mí pelirroja. Todos, en su momento, detestamos al personaje de Sophie Turner. La acusamos de provocar la mitad de los males de su familia  Razón no nos faltaba, pero el saber todas las desdichas que le esperan en los próximos dos años  ya nos obliga a mirar a Sansa de otra manera.

Comentaba con la Reina Any que es doloroso observar a Los Stark, tan unidos, tan felices,  parece inconcebible que por culpa de maquinaciones y secretos ajenos salgan disparados a distintos puntos de Poniente donde muchos perderán la vida. Me corren los lagrimones cuando diviso a Ned tan justo, tan noble, a su  hijo (me estoy aguantando las ganas de verlo en  la nueva versión de El Amante de Lady Chatterley), el futuro Rey del Norte, y hasta me conmueve contemplar a Catelyn. Ver a los señores de Invernalia, y sus hijos, es como ver esas familias armónicas en películas del Holocausto. Uno se pregunta ¿quién será tan malo de interrumpir esa felicidad? ¿Quién será tan malo de hacerles daño a niños inocentes?

La otra gran interrogante que se eleva de esta revisión está en el arco Khaleesi. ¿En qué momento deje de querer a Daenerys? ¿En qué momento Emilia pasó a ser una mala actriz de mechas tañidas y muchas curvas? Confieso que aun sabiendo el deterioro que le sobrevendrá  al personaje, caigo redonda en la trampa arcangélica. Porque Weiss&Benioff nos han puesto delante a una Dany más patética que la del libro y vivo sintiendo compasión por ella y admirando su crecimiento, su maduración y su independencia reflejada en escenas como esta:


Otra sorpresa ¡Siento lastima de Cersei! Me parece increíble escribir esto y aun sabiendo lo mala leche que llega a ser más adelante, puedo comprenderla ahora. Ósea has estado viajado en condiciones infrahumanas por dos meses y apenas llegas a un lugar semi civilizado y quieres un baño o un té, ¿a tu marido solo se le ocurre ir a visitar la tumba de tu rival? Es para andar con mala cara todo el día. Y en la noche en la cena, cuando Robert se pone a manosear a todas las lavanderas gordas de Invernalia. ¡Noo, si merece que lo envenenen  y contraten jabalíes para que lo destripen! Y luego en Desembarco del Rey, la pobre Leona la se ha pasado toda la mañana con la peluquera y todo para que iniciado el torneo, el marido grite que se apuren los caballeros porque él quiere ir a mear.  Con razón La Reina se marchó a su casa. En serio, comprendo que fuera muy infeliz, y si la culpo de mucho, pero la exonero de matar a un rey tan zafio e insoportable.


Hablando de muertos, el conteo de cadáveres de “Juego de Tronos ·”se hace más estremecedor con esta revisión. A cada rato aparece un personaje, al que ya hemos enterrado en temporadas posteriores. Ahí te das cuenta del chiste-cliché que no te puedes encariñar con un personaje porque  Martin te lo mata. ¿A ver quién sobrevivió a esa visita de Invernalia? Muertos están Robert, Ned, Joffrey, El Perro, Benjen Stark  y Lady Cat. Muertos Los Cassell, padre e hijo, la Septa Mordane, El Maestre Lwin, hasta a Ros la “flecharon” a muerte. Ni hablar de la comitiva de Daenerys. Todos los criados muertos, los khales muertos, Viserys muerto, hasta Ilirio Mopatis anda perdido en acción.


Revisitar “Juego de Tronos” ofrece satisfacciones y revelaciones. Entre estas últimas está el momento de la verdad, lo infinitamente superior que fue ese primer encuentro (aun para Los Lectores Puristas) a esta última temporada. Las razones son obvias: la aproximación a la saga por parte de Los Arcángeles fue una de total humildad y certeza de que aceptaban una tremenda responsabilidad al poner en pantalla obra tan compleja y tan amada por sus seguidores. Tanto así fue que Weiss&Benioff se negaron, aun teniendo la serie acabada, a sacarla al aire el 2010, prefiriendo trabajar más ciertos aspectos aun sin refinar aunque eso implicase postergar el debut  por un año.

Llego a la conclusión de que la mitad de las chambonadas arcangélicas nacen de falta de tiempo, de prisas y de presiones para sacar al aire algo que requiere pulimiento constante. Pero también hay ahí soberbia, el creer que puede mejorar la obra Martiniana (los cambios en los diálogos no obedecen a falta de tiempo) o reemplazarla por tramas insignificantes e insubstanciales (como el cuento del Dorne) o por factores que serán muy controversiales pero solo deslucen la serie y ofenden a un público exigente. Y nos volvimos exigentes (les recuerdo que hasta la Tercera Temporada yo era Inmaculada) precisamente porque Weiss&Benioff nos hicieron creer y esperar que todo lo que llevaba su firma era de calidad superior.

¿Alguien ha hecho la prueba de ver las primeras temporadas a estas alturas?  ¿Qué es lo que más les llama la atención? ¿Qué personajes les gustan más ahora que hace cinco años?